Esta receta, aunque es muy popular y repetida en miles de ocasiones, en mi familia es especial. Mi madre la ha perfeccionado a base de repetirla, y podría decirse que es su especialidad.

Cada cumpleaños, mi hermana y yo la pedíamos como tarta, nunca nos apetecían esos pasteles que se compran en un supermercado, tan bonitos con sus dibujos hechos en papel de azúcar. Cada año, se ponían las velas en uno de esos brownies y se pedía el deseo de, el siguiente cumpleaños, tener otro igual encima de la mesa.

Después de que la cumpleañera soplara, todos los invitados se lanzaban en masa a conseguir aunque fuera un pedacito de este delicioso postre.

Yo, a pesar de las súplicas de mi hermana de mantenerlo una tradición familiar, aquí os comparto la receta.

Ingredientes

– 2 tazas de azúcar (500 gr aprox.)

– 1 taza de mantequilla (250 gr aprox.)

– 1 taza de harina (200/250 gr)

– 1 cucharada sopera de extracto de vainilla

– 4 huevos

– 250 gr de chocolate para fundir

– 20 cl de nata líquida

Preparación

Poner a fuego medio un cazo, y deshacer el chocolate en la nata líquida.

Una vez fundido, mezclar con los demás ingredientes, menos la harina, que previamente hemos echado en un bol.

Cuando estén mezclados, echar la harina y remover.

Una vez se haya hecho una masa homogénea, meter en el horno, previamente precalentado, a 170ºC durante 50 minutos.

Al sacar el pastel del horno, comprobar con un palillo o un cuchillo que esté bien hecho por dentro.

Si es así, dejar enfriar tapándolo con un paño de cocina, si podéis aguantar las ganas de coméroslo.

Espero que esta receta os guste y os ayude a sorprender a amigos y a familiares, y a crear recuerdos tan bonitos como los que me produce a mí. ¡A disfrutar!